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Cómo guardar el vino

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La guarda de botellas es una de las prácticas más extendidas entre todos los consumidores de vino de nivel iniciado a nivel mundial. Decimos que requiere cierto nivel porque la guarda no deja de ser un ejercicio predictivo de cuándo cada botella va a estar en su momento de consumo.
También estamos ante un tipo de coleccionismo ya que, como consecuencia directa, implica acabar teniendo una bodega no solo a la que acceder sino que también se convierte en un lugar de culto personal en el que recrearse.
Antes de nada, lo que hay que seleccionar antes de guardar es qué vinos merecen esta distinción y durante cuánto tiempo.
Y es que no todas las botellas son de guarda, de esta ecuación hay que eliminar aquellos vinos jóvenes más orientados a su descorche inmediato.
Esto no quiere decir que a estas referencias no les venga mal un reposo en botella de unos meses o un par de años en los que se asiente su tanino o se suavice su acidez, pero desde luego estos vinos no van a deparar con el tiempo una complejidad suficiente que justifique la espera.
Cómo guardar tus vinos - Bodegas Montecillo
Esta afición sin duda corresponde más a vinos con cierta estructura, dada por el paso por madera en su crianza, o bien, como pasa en algunos blancos riojanos, por su despiadada acidez.
Ya lo hemos dicho anteriormente, pero volvemos a insistir en que los vinos blancos de nuestra región son muy “guardables” y más si tienen crianza como nuestro Montecillo Blanco.
De hecho, todos los Montecillo, en diferente medida, son vinos de guarda.
Aún así, no todos requieren el mismo tiempo. Aquí sí que a más tiempo en madera (Reserva o Gran Reserva) más años tardarán en alcanzar esplendor. Igual que las latitudes frías (Rioja, Borgoña o Mosel) aguantan más años que las cálidas (Priorat, Languedoc o Toscana).
Otro aspecto a analizar es que este hobby coleccionista si se hace con el debido tinto se puede convertir en una inversión y no solo en placer, eso por descontado, sino también en su sentido más crematístico.
Ciertas botellas, como las grandes añadas de la D.O.Ca. Rioja (64, 70, 81, 82, 94, 01, 04, 10) se van revalorizando con el paso del tiempo.
Un tinto de 1964 de 20 euros (de la época) puede costar actualmente 600 euros (de ahora).
Como veis, tomar botellas ultra exclusivas en este caso es cuestión de paciencia.
Y ahora viene la parte práctica.

¿Cómo se deben guardar?

Cómo guardar tus vinos - Bodega - Bodegas MontecilloLa mayoría de los vinos de colección de las grandes bodegas descansan durante décadas en idílicas cavas subterráneas de ladrillo, encanto y telarañas, donde no hay lugar a un rayo de luz, la temperatura es constante y la humedad es alta.
Si poseéis algo parecido dejad de leer, ya que vuestra misión es llenarla de botellas y nada de lo que sigue os interesa.
Pero como no es lo habitual, es necesario encontrar formas alternativas para guardar los vinos generando las condiciones ideales, por ejemplo, artificialmente a través de las neveras especialmente diseñadas para este menester.
Vamos a dividirlo por factores.

Temperatura

El calor y las oscilaciones térmicas son enemigas de la guarda. La clave es envejecer el vino a una temperatura constante. Lo ideal es mantenerlos a 14°C.
Si es más baja, las botellas evolucionarán más lentamente, y al contrario si son más altas.
Por ello aunque los diferentes refrigeradores de vino señalan la temperatura en el frontal, lo suyo es que, aparte, tengáis un termómetro dentro del aparato para comprobar que funciona correctamente y está bien regulado. Doble seguridad.


Humedad

Si hay poca humedad, el corcho se seca y el vino se puede oxidar por la entrada de oxígeno. Por eso, salvo los espumosos en los que el corcho sí cierra herméticamente por la presión, hay que guardar las botellas tumbadas o semiinclinadas de tal manera que el líquido esté en contacto.
Aquí lo ideal es mantener la botella en un 75% y 80%  de humedad, exigencia para la que están perfectamente preparadas las neveras más selectas.
Otra cuestión a la que ayuda una vinoteca es a preservarla de olores, ya que estos también pueden penetrar en la botella aún cerrada. Es muy importante no custodiarlos al lado de gas, disolventes u otros químicos.
En caso de que no tengamos cava, ya sea natural o frigorífica, es importante, por lo expuesto, no guardar el vino en la cocina, al lado de una fuente de calor, en el cuarto de baño o en la terraza.
Lo mejor sería un trastero o un armario en el que no haya ambientadores situado en una habitación fresca.
Ahora sí, ya es cuestión vuestra decidir qué guardar.

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