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¿Cómo visitar una bodega?

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Hoy desde este blog nos vamos a poner de lo más prácticos, útiles, y os vamos a arreglar la próxima escapada de fin de semana o, al menos, vamos a añadir una actividad de lo más lúdica a vuestras vacaciones: visitar una bodega.
Antes de nada, y a poco que miréis en Google, veréis que hay numerosos portales de agencias de viajes especializadas en enoturismo que por un precio determinado os ofrecerán un pack de visita a bodegas, restaurantes  y alojamiento de lo más interesante.
Pero si sois amantes del DIY (Do It Yourself) os vamos a dar unas recomendaciones para organizaros un buen winetrip vosotros mismos.
Obviamente, lo primero es elegir la bodega.
Lo segundo, que parece básico pero no a todo el mundo se le ocurre, es mirar sus horarios y es que aquí hay una gran diversidad.
No todas las bodegas, por tamaño o filosofía, son visitables, de las visitables no todas tienen horarios compatibles con un fin de semana o determinados festivos y luego, ya si, las hay visitables y con plena disponibilidad.
Esto es muy importante, ya que el visitante tiene que ser consciente que no está dejando de ir al lugar de actividad de un trabajador y por ello debe tener el mayor respeto a este contexto, por ejemplo cancelando la visita con suficiente antelación o avisar de cualquier percance, retraso o circunstancia especial.
Aquí sí que os pedimos el máximo de sensibilidad.
Cómo visitar una bodega - Bodegas Montecillo
Dicho esto, lo primero que os sugerimos para visitar una bodega es que reservéis con antelación, sabemos que en muchas es presentarse y listo pero os garantizamos que para una mejor experiencia ya vayáis con el suficiente preaviso.
Para esto todas las webs de la bodega tienen formularios a tal efecto o un mail o teléfono de contacto que está, efectivamente, destinado a dicha función.
Una vez que tengáis vuestra reserva ya sí que lo que os queda es presentaros a la hora señalada y disfrutar, pero… ¿En qué consiste una enovisita?
Dejando claro que cada una es un mundo lo que sí tienen todas son tres partes diferenciadas, quizá alguna se salte estos pasos pero, realmente, es lo normal.
1º- Visita al viñedo: esto en bodegas que no los tienen propios o en regiones con viñedos lejos del sitio de vinificación (Jérez u Oporto) no lo vais a hacer pero, normalmente, pasadas las presentaciones, es lo que cualquier viticultor, o profesional asignado a la visita, va a hacer: enseñaros de dónde viene el vino, los suelos, las viñas y sus frutos, el riego, el paisaje… ahí es donde vamos a poder captar el “terroir” de la bodega.
2º- Visita al centro de vinificación: pasamos del “outdoor” al “indoor” y es que después del contacto con la naturaleza viene a cuento que nos presenten cómo ese contexto natural es transformado en vino. Dependiendo de lo exhaustiva que sea la visita se detendrán en temas técnicos como la maquinaria de selección, prensado o depósito o irán más rápido para acceder a una de las joyas de la corona que es ver donde se almacenan las barricas y descansa el vino hasta convertirse en Crianza, Reserva o Gran Reserva.
3º- Cata: la parte, sin duda, más divertida por interactiva, llega el momento de probar las referencias que ahí se hacen, al igual que antes dependiendo del visitante o de las tarifas de la propia bodega (y es que el precio de las visitas suele estar en relación a lo que luego se descorche) se podrá acceder a más o menos vinos, dicho esto al final de esta fase ya estaremos disfrutando de una experiencia plena.
Cómo visitar una bodega - Barrica Montecillo
Dicho esto no deja de ser, lo expuesto, el estándar común ya que, actualmente, visitar una bodega puede contener una serie de actividades realmente inabarcables.
Los top mundiales en esto son Napa Valley (California) viñedo actualmente con más visitantes que Disneyworld convirtiéndose en la mayor atracción turística de Estados Unidos.
Imaginad de lo que estamos hablando.
Ellos son el referente pero ya en muchas regiones, DOCa Rioja incluida, hay disponibles experiencias de todo tipo, desde spas (con baños de vino), a comidas de alta gastronomía, diferentes modalidades de “paseo” por el viñedo (bici, segway, a caballo… etc) incluso aérea (globo aerostático o aeroplano).
Por último y ya más opcional, solo depende de vosotros, es poder comprar sus productos en la zona de tienda, aquí cabe la posibilidad de que los vinos tengan el mismo precio que en una tienda, no os extrañéis, esto ocurre en aquellos casos que, por respeto al distribuidor, no se quiere entrar en competencia con ellos dejando el mismo PVP.
En otras sí lo veréis más baratos.
Nosotros os sugerimos que aprovechéis la visita para intentar acceder a añadas que ya no están a la venta, al igual que antes no todas os los venderán, por diversos motivos, pero otras sí.
Y merece la pena intentarlo.
 

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