Sentarte al final del día con una copa de vino y algo para acompañar es una buena manera de preparar un plan para tu día y de disfrutar de ese pequeño capricho que tanto necesitamos actualmente.
Si la bebida complementa a la comida, el disfrute es doble, y los vinos de Rioja son muy gastronómicos por su propia naturaleza, porque suelen tener una acidez media-alta, taninos suaves y un nivel de alcohol moderado. Los vinos de Montecillo son el ejemplo perfecto, con un perfil equilibrado que nos irá de perlas con una multitud de sabores – incluso con platos picantes o sápidos que pueden resaltar el alcohol y las notas amargas en vinos más poderosos o muy tánicos.
Por otro lado, la grasa y la sal son elementos que favorecen mucho al vino, aportando una sensación de untuosidad. Es la razón detrás de ese famoso dicho: “el vino y el queso saben a beso.” Montecillo Edición Limitada 2014 contiene un 30% de Graciano, una variedad riojana que añade cuerpo, junto con notas a fruta negra y caramelo, dando la estructura necesaria para maridar con quesos muy curados, tipo Manchego o parmesano.
Montecillo Crianza es un vino bien equilibrado con aromas vibrantes a fruta roja y la acidez refrescante, típica de la zona, que ayuda a limpiar al paladar después de comer alimentos grasos. Para tomar con un surtido de embutidos: jamón de bellota 100% ibérico Cinco Jotas, caña de lomo y salchichón. También puede beberse con pasta con salsa de tomate, un ragú, para una comida del día a día o una cena sencilla.
Con más años de crianza, Montecillo Reserva presenta una textura más suave y aterciopelada, con lo cual puede acompañar a un gran abanico de platos, incluso el pescado. Puedes recrear el ambiente de tu restaurante o bar preferido, preparando una tapa de ensaladilla -con dados de patata cocida, algún bote de bonito en aceite que tengas en casa, guisantes, huevos cocidos y voilà ¡Un aperitivo para triunfar! Los vinos con largas crianzas también resultan ideales para acompañar platos típicos de cuchara en nuestro país como las patatas a la riojana con chorizo.
Además, puedes seguir con unos rituales para que el fin de semana no parezca un día cualquiera. Prepara la mesa con mantel y la mejor vajilla, y descorcha un vino especial como Montecillo Gran Reserva. Marida bien con asados de cordero, cerdo o ternera, guisos y también con postres con cobertura de chocolate negro, sobre todo si añadimos una pizca de sal Maldon y unos frutos rojos. Es un vino que te puede acompañar hasta en la sobremesa ¡Si es que te dura tanto tiempo!
Los blancos fermentados en barrica, como Montecillo Blanco Fermentado en Barrica son muy versátiles en cuanto al maridaje. Tiene la frescura necesaria para servir como aperitivo, acompañando cualquier tipo de mariscos en conserva que tengas: berberechos, navajas, almejas, etc.…Pero también puede servirse con pescado al horno o un pollo asado con especias, por el cuerpo y redondez que le aporta la madera.
Los platos dulces son más complicados de maridar porque el azúcar puede hacer que los vinos secos o con mucho tanino nos parezcan amargos o demasiado ácidos. Pero la fruta de Montecillo Rosé ayuda por ejemplo a equilibrar el dulzor de los pimientos asados. Si tenemos en casa unos pimientos asados en conserva, podemos preparar una tosta de con atún y mayonesa con unas tiras de pimientos encima.
El salmón es un pescado graso que pide un blanco cremoso y de buena acidez como Montecillo Singladuras Albariño. Podemos preparar un canapé rápido con una tostada, queso crema y cebollino, o podemos elaborar un plato más complejo como un salmón teriyaki.
Esperamos que estas ideas te hayan servido de inspiración para preparar unos maridajes gourmet sin tener que salir de casa, y recuerda que puedes seguir pidiendo tus vinos favoritos de la gama de Montecillo para disfrutarlos en casa: https://www.osborne.es/bodegas-montecillo