Como ya comentábamos en el post anterior, la calidad de un vino depende en gran medida de la calidad de su cosecha. Por tanto, no sólo es importante el trabajo que en Bodegas Montecillo llevamos a cabo en nuestras bodegas, sino también el trabajo que previamente se realiza en los viñedos de los que proceden las uvas con las que elaboramos nuestro vino.
Ya sabéis que el ciclo de la uva es anual y que el viticultor es el encargado de escuchar e interpretar las señales de la viña y de transmitirle, en consecuencia, todos los cuidados y mimos que reclama en cada momento. Para sacarle todo el rendimiento, las labores en la viña no se interrumpen en todo el año.
¿En qué se traduce todo esto en el día a día o, más bien, en el mes de los viñedos? Os lo contamos en líneas generales, aunque tened en cuenta que para cada viñedo al final será el viticultor la persona encargada de decidir en último término cuáles son los trabajos que se realizarán sobre él y cuándo se deben realizar.
La poda
El invierno es la época más tranquila en los viñedos aunque las labores no cesan por completo. Mientras la vid está dormida el viticultor hace una limpieza de los sarmientos del año anterior, lo que se conoce como la poda.
¿Por qué es importante la poda? Porque gracias a ella se puede calcular y prever la producción que tendrá cada cepa ya que, en caso contrario, se ramificarían y crecerían de forma descontrolada.
Pensad que una planta tiene una cantidad determinada de nutrientes que deberá distribuir entre todos sus racimos, por eso no es conveniente que tenga demasiados.
La madera resultante normalmente se quema o se tritura inmediatamente tras la poda. Podríamos decir que la poda es el pistoletazo de salida ya que después, en la viña se intensifican los trabajos.
El lloro
Como consecuencia de la poda, en cuanto comienzan a subir las temperaturas se da el fenómeno conocido como el lloro. Cuando las cepas despiertan de su merecido descanso y la savia vuelve a circular, ésta sale por los cortes que se han realizado en la poda, como si fuesen lágrimas, de ahí el nombre.
Al igual que el cuerpo humano tiene la capacidad de cerrar sus propias heridas, la cepa también cierra las suyas así que los lloros acaban por cesar con el paso de los días. Bonito, ¿verdad?
La cava
Cuando el viñedo está despertando de su letargo (en marzo), llega el momento de preparar el suelo con la primera cava: la tierra se labra, se airea y se entierran las malas hierbas. Así se favorece la reactivación de las raíces y las plantas. Desde aquí hasta la vendimia se realizarán nuevas cavas y se controlará de cerca los ataques parasitarios.
Plantación
Cuando empiezan a brotar los primeros pámpanos, en el mes de abril, se plantan las vides nuevas y/o se realizan los injertos. Si el viñedo está configurado en espalderas, también se reparan en esta época del año. Unos meses después, en junio, se procederá a emparrar los sarmientos en estas mismas espalderas.
Limpia y poda en verde
Cuando aparecen los primeros frutos, se limpian las vides a fondo, eliminando los tallos sobrantes para evitar que le resten fuerza en vano. Además, si se prevé que la producción de una cepa va a ser muy abundante, también se retiran algunos racimos. Por entonces, ya estamos en el mes de julio.
Maduración
Esta es la recta final. Durante la época de la maduración, todas las miradas se concentran en la viña para no pasarse el punto perfecto ni quedarse corto. Ya sabéis que recolectar la uva en uno u otro momento es una decisión trascendental de la que dependerá el éxito de la temporada. En este punto, es importantísima la estrecha colaboración entre el enólogo y el viticultor.
La vendimia o recogida de la uva es el punto culminante a donde se dirigen todos los trabajos que se han realizado en el viñedo durante todo el año. Podría decirse que es como un examen final para el que es muy importante haberse aplicado a fondo durante todo el curso. Pero no sólo: aunque la vendimia se produce en un corto periodo de tiempo, no hay que perder de vista el cielo ya que la climatología puede echar por tierra el esfuerzo de todos los meses anteriores.
Pero no seáis impacientes… Ya os contaremos todo sobre la vendimia a su debido tiempo.
Cuando la vendimia acaba, el último paso es abonar la tierra para que esta pueda recuperar todos los nutrientes que ha perdido. También es el momento de efectuar las reparaciones necesarias en canales, caminos, terrazas… Y el ciclo, una vez más, vuelve a empezar.