A lo largo de nuestro serial sobre la historia del vino de Rioja hemos recorrido desde el inicio a su explosión internacional. También hemos pasado por sus problemas con la filoxera y cómo consiguieron salir de la crisis. Esto fue a base de vid americana, mucho esfuerzo y aún más costes.
Ahora es momento de abordar cómo se creó nuestra Denominación de Origen.
Origen de la D.O.Ca.
La generación del marco legal data del 16 de mayo de 1902. En este año se aprueba la normativa para posibilitar la futura denominación. Igualmente se define lo que se entendía por “origen” para su posterior aplicación a los vinos de Rioja.
Pero en ese momento había, como ya hemos explicado en capítulos anteriores, otros problemas que atender.
Se empezaron a fundar bodegas industriales que ponían en peligro la ya reconocida calidad internacional de los vinos regionales. Hubo que esperar a la reconstrucción del viñedo para abordar estos temas, pero cuando esto ocurrió había que tomar medidas.
Conflicto de intereses
A comienzos de los años 20, durante la dictadura de Primo de Rivera, apareció un conflicto de intereses entre la Bodegas Cooperativas de los Sindicatos Agrícolas Católicos de la Rioja Alta (BCSACRA), dirigida por Felipe Ruiz del Castillo y la Asociación de Exportadores de Vinos de la Rioja (AEVR), a cargo de José María Martínez Lacuesta.
Los primeros querían que se realizasen registros de los movimientos de vinos y la prohibición de mezclar con vinos de otras regiones. Todo ello para evitar las adulteraciones y los engaños sobre la procedencia de los vinos.
Los segundos veían estas peticiones como un impedimento para la elaboración de algunos de sus productos que requerían de vinos de otras regiones. Además de graves perjuicios para la exportación por la competencia con otras regiones sin limitaciones.
Creación de la Denominación de Origen Rioja
La Presidencia del Directorio Militar publicó el 6 de junio de 1925 una real orden por la que se denegaban las peticiones de las cooperativas sobre registros de los movimientos de vino. Sin embargo, autorizaba a la Región Riojana para la creación de una marca colectiva para sus vinos de mesa como se hacía en otros lugares de Europa. Esta era la Denominación de Origen Rioja.
Este guante fue recogido por los productores. El 26 de octubre de 1926 un Real Decreto firmado por Alfonso XIII y Eduardo Aunós, ministro de Trabajo, Comercio e Industria inauguraba el Consejo Regulador. Tenía como objetivos delimitar la zona de producción, expedir la garantía del vino y controlar la utilización del nombre “Rioja”.
Tuvo una temprana vida intermitente ya que en 1931 quedó interrumpido por la proclamación de la Segunda República Española. Pero para volverse a reanudar en 1933.
Así se constituyó la primera D.O. española. Si os habéis dado cuenta nosotros utilizamos para referirnos a la misma las siglas D.O.Ca.: Denominación de Origen CALIFICADA.
Transformación de D.O. a D.O.Ca.
Os vamos a explicar esa adición dado que es el nivel máximo de calificación de una región. Solo hay otra en todo el territorio nacional: Priorat.
Estas D.O.Ca. deben cumplir una normativa más estricta y un control más exhaustivo que el resto. Por supuesto su nivel de protección es mayor. Para acceder a la distinción D.O.Ca., una región de producción debe haber sido reconocida como D.O. al menos diez años antes.
Rioja consiguió esta distinción, inaugurándola en 1991. La otra comentada, Priorat, la recibió en 2009.
Por ahora no hay más, aunque es cuestión de tiempo que se sumen nuevas D.O. dado el excelente nivel que cada vez más tienen los vinos españoles.
Ahora sí, ahora ya lo sabéis todo de nuestra historia, regulación y estatus.
No ha sido fácil y hay muchas metas aún que lograr. Pero estamos muy orgullosos de nuestra historia, tradición que esperamos que se plasme en cada botella de Montecillo que descorchéis.
Porque todo esto solo tiene sentido si nuestro producto final os hace disfrutar.