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Historia de los vinos de Rioja – 2/3

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Esto, entendían los bodegueros riojanos, perjudicaba sus intereses porque la mayoría de no podían adaptar estas técnicas a sus bodegas.

Primeros vinos con técnicas bordelesas

Pues así estamos hasta que llega, a mediados del siglo XIX, Luciano Murrieta. Este quería poner en práctica en la bodega Duque de la Victoria los conocimientos que había adquirido en Burdeos. Esta bodega, situada en Logroño, era de su amigo Baldomero Espartero.
Estos vinos fueron los primeros de Rioja en elaborarse con las técnicas bordelesas. Se les conoció como vinos finos. Tuvo un enorme éxito y en 1852 crearía las Bodegas Marqués de Murrieta en la finca de Ygay. Este seguro que os suena.
Seguimos, ya que, aún antes, aparece Don Guillermo Hurtado de Amézaga. Heredó viñedos y antiguas bodegas de su hermana en Elciego.
Fundó en 1858, junto con su hijo Don Camilo Hurtado de Amézaga, Marqués de Riscal. Esta es considerada la bodega de corte moderno más antigua de La Rioja.
Camilo, concibió la bodega al estilo del Château francés (eran el modelo a imitar, de hecho Ygay comenzó llamándose Château Ygay), trayendo en 1868 las primeras cepas de origen francés que se cultivaron en España.
Las cepas merlot, cabernet sauvignon o malbec, dieron un tono más universal al rioja de aquella época.

Aportó muchas novedades. Un ejemplo es la malla metálica que cubría las botellas (aún se siguen utilizando aunque con fines decorativos). Estaban destinadas a evitar que fueran rellenadas fraudulentamente.

Origen de Bodegas Montecillo

En 1874, Don Celestino Navajas Matute funda Bodegas Montecillo en Fuenmayor. Provenía de una familia heredera de la tradición de cosecheros con visión de futuro. En cuanto a Fuenmayor, era la cuna de muchas generaciones de sus antepasados. Bodegas Montecillo se convierte así en la tercera bodega más antigua de Rioja.
Su nieto José Luis Navajas, que estudió en Francia como su padre y su tío, toma las riendas de la bodega. Es uno de los primeros bodegueros riojanos en instalar sistemas de frío para el control de temperatura en la fermentación. También, en alguna medida, es uno de los responsables de que el vino se comercialice en botellas de vidrio no retornables.
Interior de la bodega
En la década de 1920, se contabilizaron en su bodega unas 238.000 botellas de diferentes años. Llama la atención ya que ninguna bodega guardaba vino envasado, porque esto se realizaba bajo pedido. Es en la actualidad la entidad que mayor cantidad de añadas antiguas conserva del mundo.

Expansión de los vinos de Rioja

De todos modos la clave de la expansión riojana empieza entre los años 1852 y 1862Es la fecha en que los viñedos franceses fueron atacados fuertemente por el oídio. Este hongo afectó enormemente a su producción.
Por si fuera poco, en 1863 comenzó a extenderse por Europa una plaga aún más dañina: el insecto llamado filoxera. Llegaba a Francia poco después en unas cepas importadas desde Estados Unidos.
Como esta plaga tardó en ser controlada, recurrieron a la uva que compraban a los cosecheros riojanos.
Esto movió a empresarios de orígenes vizcaínos a invertir en La Rioja como criadores de vinos. Compraron la uva a los cosecheros locales y fijaron sus bodegas en las proximidades del incipiente ferrocarril. Esto se conoce hoy como el barrio de la estación de Haro. Se hizo tan importante que fue el primer municipio de España en tener luz eléctrica.

Sucesivas desamortizaciones de grandes propiedades del clero trasfirieron la propiedad rústica a clases burguesas en ascenso y a mucho medianos viticultores que protagonizaron un espectacular crecimiento del viñedo riojano durante el último tercio del S. XIX.
Inicialmente la mayoría de las bodegas tuvieron sus sedes sociales en Madrid o Bilbao, trasladándolas con el tiempo junto a la propia bodega.

Principales inversores:

  • Rafael López Heredia, tras exiliarse en Francia después de la primera guerra Carlista se asoció con un almacenista francés con el que se trasladó a Haro a un almacén que sería el embrión de la Bodega López Heredia.
  • Santiago Ugarte Aurrecoechea de Erandio, se incorpora al negocio de los vinos que su padre tenía establecido en Vizcaya y Cantabria. Como el volumen de negocio era muy grande tambíen decide instalarse en el barrio de la estación de Haro, fundando en 1901 Bodegas Bilbaínas sobre un almacén que había pertenecido a los franceses hermanos Sauvignon, llegados a la localidad en los años 1860 durante la crisis del oídio.

Evidentemente también apareció capital francés, de la mano de Frederick Anglade Saurat, a fundar Bodegas Franco Españolas en 1890.
La historia acababa de comenzar. Seguimos la semana que viene 🙂

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