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Historia de los vinos de Rioja – 3/3

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Esta inyección de liquidez hizo que la producción de vino se convirtiese en el motor económico del lugar.
La inauguración de la línea de ferrocarril Bilbao-Haro facilitó enormemente el envío de vino al País Vasco.
Por si fuera poco, se seguía sumando que Francia precisaba de 500.000 hl al mes para compensar la ausencia de producción por la plaga de filoxera. Por tanto, se decidió reducir los costes de exportación mediante la firma el
6 de febrero de 1882 de un tratado franco-español. A través de este, se reducían las tasas cinco francos por hectolitro para líquidos de menos de 15°.
Esto conllevó que en la década de 1880 la superficie de viñedo se viera aumentada de 34.000 a 52.000 hectáreas, consiguiendo una producción de 129 millones de litros anuales. Además el salario de los jornaleros se incrementó en un cincuenta por ciento.
Era una tormenta perfecta positiva. Un círculo virtuoso.

El reto de los vinos de Rioja

Pero Rioja tenía un reto consistente en que, como tarde o temprano el viñedo francés se iba a recuperar. Para entonces tendrían que tener el suficiente saber hacer y prestigio para que les afectara lo menos posible. Para que una vez cogido el sitio fueran uno más en el mercado del vino de calidad. Llegar para quedarse.
Y es que, efectivamente, la demanda por parte de Francia iba bajando moderadamente a medida que recuperaba sus viñedos.
Pero las grandes bodegas industriales que se habían formado se mantuvieron. Se debió a la total implantación de las nuevas técnicas de vinificación y a los mercados internacionales ya conquistados.

Llegada de la filoxera a La Rioja

Aún así todo “rise” tiene un “fall”. En 1899 se detecta oficialmente la filoxera en Rioja.
Todo empieza el 5 de junio de ese año cuando llevan a la estación enológica de Haro unas cepas. Al examinarlas se detecta la presencia del insecto en sus raíces.
Tenéis que saber que antes se había hecho casi todo lo humanamente posible para impedir su aparición. Hasta se crearon Comisiones de Defensa contra la Filoxera. Su avance resultó imparable pero no por falta de previsión.
Por ello, el director de la estación se desplazó al municipio donde se localizó el primer foco y el segundo. Estos estaban al suroeste de la población, en las viñas “Tras la Venta” y en “Royo Lázaro”.
Para el control de este foco se debía arrancar y quemar las cepas afectadas. Otra opción era aplicar un caro tratamiento con sulfuro de carbono. Con esto se evitaba que la larva llegase a desarrollar alas con las que desplazarse a nuevos viñedos.
El problema era que la localidad se encontraba entre las muchas que no habían atendido al pago por hectárea que fijaba la ley. De ahí que se viera injusto intervenir en la zona con dinero aportado por otras localidades. Pero, finalmente, a falta de conseguir mayor financiación se decidió intervenir.
Al terminarse el dinero del fondo se decidió no intervenir en municipios donde no se hubieran normalizado los pagos.
Al poco tiempo se descubrió en muchos otros viñedos. La plaga era un hecho.

Solución a la plaga

El 29 de enero de 1900 Logroño es declarada “provincia filoxerada” por la Comisión provincial de defensa contra la filoxera. Se permitió la creación de viveros e introducción de vides americanas (resistentes al insecto).
Viñedos de Montecillo cerca de Cenicero, La Rioja, España.
Esto también generaba conflicto ya que los agricultores amenazaban con destruir los viveros. Opinaban que todavía podían defenderse del ataque varios años sin tener que recurrir a la vid foránea.
La plantación de vides americanas hacía necesario excavar la tierra a bastante profundidad para airearla y sanearla, lo que se denomina desfonde. Este proceso no había sido necesario anteriormente, ya que la vid europea resiste mejor en condiciones desfavorables del suelo, por lo que se tuvo que recurrir a nuevas y caras herramientas para llevar a cabo estas tareas.
Además para injertar las variedades locales en el pie americano requería práctica y se hacía necesario traer expertos de otras zonas. Esto suponía que el coste de la replantación fuese altísimo.

Caja Vitícola Provincial

En los años siguientes se fueron realizando repoblaciones mediante las plantas que los viveros proporcionaban. Aunque en ocasiones estas eran robadas o destruidas por la desesperación de muchas familias que ante la caída de la producción se veían arruinados.
Como la labor de replantación en la región era muy lenta, en 1910 se puso en marcha la Caja Vitícola Provincial. Tendría como objetivo facilitar a los pequeños agricultores la compra de injertos y el acceso a la maquinaria necesaria para el desfonde y así reponer sus devastados viñedos.
Ese fue el punto de inflexión. En 1918 se consideró superada la reconstrucción, acordándose la desaparición de la Caja, aunque el número de hectáreas de viñedo no se acercaba a las existentes antes de la plaga.
Pero la crisis estaba superada. Constituirse en Denominación de Origen era cuestión de tiempo.

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