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Historia del ‘tastevine’, el emblema del sumiller

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Si sois observadores, puede que os hayáis percatado de que algunos sumilleres llevan colgado sobre su pecho, con una cadena, un artilugio cóncavo plateado. A simple vista, puede parecer una especie de medalla.

Quizás os habéis preguntado si se trata, efectivamente, de una distinción especial o, por el contrario, de un instrumento de trabajo del sumiller. Pues la realidad es que se trata un poco de las dos cosas. ¡Os contamos!

Un poco de historia…

Ese instrumento que portan al cuello algunos sumilleres es conocido con varias denominaciones además de la de ‘tastevin’: ‘tâte-vin’, catavinos, taza de degustación…

Seguramente, las traducciones del francés, idioma del que origina el vocablo, al español, os hayan dado la pista definitiva sobre su uso ya que, efectivamente, se utilizaba a recoger una muestra de vino para ser catada a continuación

El origen de los ‘tastevins’ o catavinos se remonta a antiguo ya que se han encontrado instrumentos destinados a tal fin en excavaciones arqueológicas en prácticamente todos los lugares en donde se cultivaban vides y se elaboraba vino.

La primera prueba documental sobre el ‘tastevin’ se ha encontrado en Borgoña y data de los primeros años del siglo XVI: por entonces, el ‘tastevin’ ya tenía un aspecto similar al actual y se utilizaba para catar vinos en los sótanos de las bodegas. Se elaboraban en metales como la plata o la alpaca ya que estos materiales reflejaban la luz de la vela, única fuente de iluminación en la época, lo que permitía

comprobar, además del sabor, el color y el y la trasparencia del vino que se extraía directamente de las barricas. Ya por entonces, el ‘tastevin’ se llevaba colgado al cuello.

La evolución del ‘tastevin’

El ‘tastevin’ no tardó en convertirse en objeto decorativo en bodegas y comedores de familias nobles, así como en herramienta cotidiana de comerciantes de vino, que demostraban a los potenciales compradores el color, el brillo y la limpidez de la mercancía valiéndose de este instrumento. Se siguieron por largo tiempo fabricando en metal ya que por entonces se pensaba que eran los materiales que menos alteraban el sabor del vino

¿Se sigue utilizando?

Como sin duda ya habréis deducido, el catavinos tiene hoy en día escasa utilidad práctica ya que el vino se degusta en copa, mucho más práctica para percibir los aromas que los recipientes de metal.

Aún así, muchos sumilleres lo siguen portando no como herramienta de trabajo sino como símbolo de distinción, compromiso y respeto por la tradición de su oficio. Y, si queréis, también lo podéis conseguirlos en el mercado como ornamento o elemento de colección.

Símbolo de distinción del oficio de sumilller

Si tenéis curiosidad, la próxima vez que os encontréis un sumiller portando un ‘tastevin’, no dudéis en pedirle que os deje observarlo: es razón de orgullo. Veréis que la forma es como de cocha o taza achatada y que, además, cuenta con distintos relieves en distintos tamaños, lo que permite que la luz se refleje en varias direcciones. Además, observaréis una curiosa asa que permite asirlo con ayuda de los dedos índice y pulgar.

La ornamentación, por su cantidad de relieves o por contar con algunas piedras preciosas engastadas, puede, además, ser símbolo del grado de especialización profesional. A veces, los ‘tastevins’ también presentan inscripciones o escudos. En definitiva, ¡podéis encontrar auténticas obras de artesanía!

 

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