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La viña desde cero: cómo plantar la vid y empezar a cultivarla

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Cuando sostienes
entre tus manos una copa de vino, puedes intuir que detrás de cada referencia
se esconde un proceso complejo que se inicia en la viña y en el que
intervienen, entre otros actores, la climatología, las características del
suelo, las variedades y todo armonizado por los trabajos culturales de los
viticultores a las que se unen las nuevas tecnologías como nuevas herramientas
de trabajo.

Todo suma para que el resultado final satisfaga expectativas pero, ¿cuáles son los primeros pasos? ¿Qué atenciones debes prestar a la vid para que devuelva la materia prima de los vinos más exquisitos? ¿Qué importancia tienen cuestiones como el suelo o la disposición de las plantas? Conocer el ciclo de la vid es esencial pero, más allá de elegir el momento exacto para plantarla y empezar a cultivarla, hay que tener en cuenta muchos otros factores.

Ubicación y preparación del terreno

La localización de la viña es un aspecto fundamental pero no sólo por el efecto que el suelo y el clima tengan sobre la propia vid (en un post anterior ya hablamos de la importancia del terruño) sino porque también deberá de cumplir con las correspondientes exigencias administrativas que, en nuestro caso, marca el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja.

Al margen de la
burocracia, a la hora de elegir el emplazamiento más apropiado, cuestiones como
la orientación de la parcela y la temperatura son elementos a tener en cuenta:
ambos inciden en la maduración de la uva. De igual manera, hay que tener en
cuenta la inclinación del terreno, que será determinante y limitante en la
dirección de las filas.

Hacer análisis del suelo para conocer el nivel de macronutrientes y micronutrientes así como determinar el pH de la propia parcela es otra tarea imprescindible previa a la plantación de la vid. De ese estudio obtendremos, además, datos importantes relativos a la compactación de los diferentes materiales presentes que, por otro lado, afectarán al desarrollo del sistema radicular de las cepas.

Si todos los
datos cuadran, ya podemos empezar a preparar la parcela, una labor que, entre otras
cosas, incluirá la limpieza de la vegetación existente; la nivelación del
terreno; la desinfección del suelo o abonados de fondo si fueran necesarios.

La elección de las vides

Cada variedad de
uva requiere de unas condiciones específicas y, en consecuencia, la elección del
material vegetal es otra de los aspectos que debes tener muy presente a la hora
de empezar a cultivar una viña desde cero. En Rioja se pueden plantar sólo las
variedades autorizadas por el Consejo Regulador D. O. Ca. Rioja. En función del
suelo y el tipo de vino que

quieras
conseguir deberás optar por unas u otras, teniendo siempre presente que antes
de empezar disfrutar de uvas adecuadas para realizar vino pasarán varios años:
tres años para mitad de cosecha y cuatro para pleno rendimiento ¡Paciencia!

Y, además, para
conseguir los mejores resultados también deberás abordar otras cuestiones tales
como el manejo de la parcela, la densidad de la plantación, la orientación de
las hileras, la realización de drenajes para evitar posibles encharcamientos…
Como ves hay todo un abanico de tareas a llevar a cabo antes incluso de la
plantación y cultivo de la vid.

La plantación

La distancia
entre las cepas dependerá de cuestiones como la fertilidad del suelo, el
sistema de manejo de la vegetación o el vigor de la cepa, entre otros, aunque
lo habitual es que no sea inferior a un metro.

Sea como fuere,
completadas con éxito las fases previas, llegará el momento de plantar las vides.
La plantación generalmente se hace mecánicamente, los tractores van guiados por
GPS y un operario es el que va introduciendo la planta en el surco que hace el
apero del tractor. Y así, la finca queda plantada como hemos diseñado
previamente.

Aunque la vid es
una planta que no gusta del exceso de humedad, a la hora de plantarla conviene
que el suelo esté algo mojado por lo que, en caso de extrema sequedad, se habrá
de regar previamente (con mesura, eso sí). Tampoco está de más instalar, una
vez plantadas las vides, protectores que las defiendan de las posibles amenazas
propias de la fauna silvestre.

Respecto a las
cepas más jóvenes, será necesario prestar una mayor atención al riego ya que, debido
que todavía no se han desarrollado mucho sus raíces, necesitarán mayor aporte
de agua para su correcto desarrollo.

El mejor momento

Conocer a fondo el trabajo en el viñedo ayudará a elegir el mejor momento para plantar nuevas vides aunque, por norma general, marzo suele ser un buen mes tanto para la plantación como para la realización de injertos sin perjuicio de que el tipo de planta también te dará algunas pistas sobre cuándo hacerlo.

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