Si sois lectores asiduos de este blog, a estas alturas ya contaréis con muchas pistas para elegir una buena botella de vino adecuada a vuestro gusto y a cada ocasión. También tendréis las pautas adecuadas para conservarlo correctamente en vuestras casas. No es de extrañar que más pronto que tarde queráis, además, compartir con vuestros familiares o amigos todo este conocimiento que estáis acumulando, ¿verdad?
Pues con este objetivo hoy vamos un poco más allá y os contamos qué es lo que se espera de vosotros como perfectos anfitriones cuando tengáis que abrir y servir vino a vuestros invitados. ¡Empezamos!
Antes de llevar el vino a la mesa…
Como ya sabéis, es necesario que el vino llegue a la mesa a la temperatura óptima para poder disfrutar de todas sus propiedades y matices y que, para ello, necesitáis ser un poco previsores para enfriar o atemperar el vino con tiempo suficiente, evitando los cambios de temperatura demasiado rápidos.
Cómo abrir el vino
El descorche del vino es un momento mágico ya que se trata del pistoletazo de salida para su disfrute. Por eso no debemos desestimar la importancia de hacerlo correctamente.
Abrir una botella de vino parece algo sencillo, y lo es, pero no está de más seguir algunas recomendaciones sencillas.
Para comenzar, es importante tener en cuenta que el vino es delicado y que, por ello, debemos evitar cualquier sacudida y movimiento brusco. Lo ideal es apoyar la botella en una superficie sólida y rígida y no abrirla mientras está suspendida en el aire.
Ahora, por supuesto, necesitamos un abridor. Aunque en el mercado hay sacacorchos de multitud de tipologías, e incluso algunos automáticos y capaces de abrir la botella sin ningún esfuerzo por nuestra parte, vamos a tomar con referencia el clásico abridor de dos fases por ser uno de los más populares en los hogares españoles.
El primer paso es cortar la cápsula. Es importante hacerlo por debajo del gollete, que no es más que la protuberancia que existe en la parte superior del cuello. Hazlo con cuidado y con un corte limpio.
Una vez retirada la cápsula, el siguiente movimiento pasa por introducir la espiral del sacacorchos en el corcho de la botella. Introdúcela poco a poco, asegurándote desde el primer momento que la espiral entra en una vertical perfecta.
Sigue girando el abridor con cuidado de no llegar a atravesar el corcho hasta el otro extremo ya que, si lo haces, probablemente caigan trozos de corcho en el vino.
Cuando el abridor esté completamente introducido, es el momento de hacer palanca con uno de los puntos de apoyo del abridor para empezar a sacar el corcho. En el último momento puedes ayudarte de los dedos.
Por último, limpia el cuello de la botella por si hubiese quedado algún resto y asegúrate de que el corcho está en perfecto estado.
Cómo servir el vino
Cabe preguntarse si sería aconsejable que decantases el vino que vas a servir o no. Como ya te explicamos anteriormente, la decantación ayuda a acelerar la oxigenación del vino y, por tanto, a airear sus aromas.
Si vas a servir el vino directamente desde la botella, debes agarrarla por la parte del cuerpo más cercana a la base. Cuando hayas acabado se servir una copa, gira ligeramente la botella hacia arriba para evitar derramar gotas al retirar la botella del vaso.
Si eres observador, te habrás dado cuenta de que, en ocasiones, quien sirve el vino envuelve la botella en una servilleta blanca. Esta técnica tiene el objetivo de aislar el vino de la temperatura extrema así que te será de utilidad en caso de que vayas a servir un vino frío.
Recuerda en este punto que también es importante utilizar las copas adecuadas para cada tipo de vino.
El protocolo dice que el anfitrión es quien debe probar el vino antes que nadie para asegurarse de que se encuentra en perfecto estado. A continuación, servirá al resto de comensales empezando por su derecha y en el sentido de las agujas del reloj.
¿Hasta dónde debes llenar cada copa de vino? Una vez más, no hay una regla general sino que depende de la variedad que tengamos entre manos. Con los tintos jóvenes, lo recomendable es llenar aproximadamente la mitad de la copa, y un poquito menos si se trata de un crianza o un reserva (de esta manera, se girará más cómodamente la copa).
En el caso de los blancos y rosados, si llenamos la copa por la mitad, o incluso algo más, ayudaremos a conservar la temperatura. Con los espumosos, se llena hasta el borde, teniendo en cuenta que la cantidad se reducirá cuando se reduzca la espuma que se ha generado.
Si vas a rellenar las copas, no hace falta decir que debes servir antes a tus invitados que a ti mismo.
Cómo beber el vino
Una vez servidas las copas, llega el momento de beber su contenido.
Lo recomendable es sujetar la copa por su base o tallo: de esta manera, evitarás aumentar la temperatura del vino con el calor de tus propias manos.
Si sois amantes de las tradiciones, podéis comenzar por un brindis. Intenta brindar con la parte más ancha de la copa y vigilad el ímpetu con el que lo hacéis, o se romperá.
En este momento, te será también de utilidad recordar todo lo que has aprendido sobre cómo hacer la cata perfecta.
Y llegados a este punto, ya sólo queda disfrutar del vino. ¡Salud!