El Diario de Merche – Día 1
¡Muy buenas!
Cuando conoces a alguien comienzas por un saludo, y desde luego leyendo mi diario vais a conocer mucho de mí.
¿Quién soy?
Me llamo Mercedes García. Bueno, en realidad todo el mundo me llama Merche. Aunque nací en Madrid, ahora no entenderíais quién soy fuera de La Rioja y de las Bodegas Montecillo, donde trabajo como enóloga. No sé si será por los espectaculares paisajes de esta tierra, por la confianza de su buena gente o porque estoy enamorada de mi trabajo, pero el caso es que hasta se me ha empezado a pegar el acento y los dichos riojanos.
Mi vocación
Pensaréis que soy una exagerada con lo del amor a mi trabajo. Pero si sois de los que habéis sentido una vocación, me entenderéis. Y si sois de los pocos que trabajáis en esa vocación, compartiréis que no hay exageración que valga: vives un flechazo. Así que después de la universidad y de ganar experiencia en distintos puntos de España, cuando me invitaron a participar en esta aventura que es supervisar la selección, análisis y elaboración del vino de la tercera bodega más antigua de Rioja, no lo dudé ni un momento. Pues, ¡qué enólogo dejaría pasar este sueño hecho realidad! ¿Con el prestigio de Montecillo? Oyeron el “sí quiero” hasta en Sebastopol.
Lo que hago
Me comprenderéis mejor cuando sepáis lo que hago. Sé que muchos conocéis la teoría sobre mi labor. Incluso si buscáis en Wikipedia lo que es la enología y las tareas de un enólogo, seguro que encontraréis una definición. Pero ahí os vais a enterar bastante poco de lo que es mi auténtico día a día. Así que el siguiente desafío en el que me he empeñado (es que soy muy audaz) es escribir este diario, donde voy a mostrar todo el esfuerzo e ilusión que pongo en que este vino os transmita una experiencia única: que el paladar os llegue al corazón y revele los aromas del sol, de los valles, de la lluvia, de la alegría de la vendimia, de los meses, incluso años, de cuidados aquí, en Navarrete, en plena Rioja Alta.
Intentaré escribiros cada vez que tenga un respiro. Pero, como vais a ver, pocos descansos hay entre barricas y viñedos…