Puede que Reino Unido no sea un gran productor de vino pero en lo que respecta al comercio y al estudio de la industria, es una referencia planetaria. Prueba de ello es que alberga el Institute of Master of Wine, sinónimo de conocimiento y de excelencia en este mundo desde hace más de medio siglo. Formar parte de él está al alcance de sólo unos pocos: no es un camino fácil, pero quien lo ha logrado asegura que merece la pena.
Para que os hagáis una idea más precisa de la dificultad de convertirse en Master of Wine, un dato: sólo el 10% de quien se presenta cada año al examen para conseguir la certificación lo consigue, únicamente el 2% a la primera. ¡Y el simple hecho de convertirse en candidato tampoco está al alcance de cualquiera!
Ahora bien, la recompensa está a la altura de la dificultad de la gesta ya que tener el privilegio de utilizar las iniciales MW junto a tus apellidos abre un mundo de posibilidades, empezando por entrar a formar parte de una exclusiva comunidad formada por alguna de las personas que más saben de vino del mundo. A partir de ahí, las ofertas laborales, las invitaciones para liderar catas o las oportunidades dentro de la docencia a alto nivel llueven a mares.
Un poco de historia
La historia del Master of Wine se remonta a 1953 cuando los comerciantes de vino británicos instauraron una prueba con el objetivo de establecer un alto estándar en la educación y la profesionalidad del vino. Se presentaron 21 personas y únicamente 6 consiguieron el aprobado. Como ya os hemos comentado, las estadísticas no han mejorado, confirmando la alta exigencia.
En la actualidad, tan sólo 369 personas (de las cuales 124 son mujeres y 245 son hombres) han conseguido la distinción Master of Wine.
Cómo ser Master of Wine
Para alcanzar tal distinción hay que empezar por conseguir ‘matricularse’ en el plan de estudios, un programa súper exigente de 3 años de duración (como mínimo, aunque la media está en 5). Para conseguir una de estas preciadas plazas, se deben cumplir algunos requisitos:
- Contar con una formación superior relacionada con el mundo del vino, tener el Diploma WSET u otra titulación especializada (como, por ejemplo, una ingeniería agrónoma).
- Contar con el aval de dos personas de reconocido prestigio en la industria.
- Superar un examen de admisión teórico y práctico (una cata a ciegas).
Una vez dentro, ¡comienza toda una carrera de fondo!
El examen
Un Master of Wine debe tener un conocimiento del mundo del vino excepcional desde todos los puntos de vista, no sólo desde la viticultura y la enología, también es importante contar con una buena base empresarial y de comercialización y no menos importante, demostrar un sólido pensamiento crítico y tener unas excepcionales dotes comunicativas. Tanto la formación como las pruebas finales se realizan en inglés, por lo que un perfecto dominio de la lengua de Shakespeare se da por sentado.
Aunque parte de la formación es presencial (los alumnos viajan para asistir a cursos, seminarios y catas a ciegas) el grueso del programa se prepara por cuenta propia. Cada candidato cuenta con un Master of Wine como mentor que camina a su lado durante todo el proceso: tan intensa es la relación que las amistades se fraguan duran toda la vida.
Los aspirantes deben superar algunas pruebas al final de cada curso, aunque las más exigentes se realizan al finalizar toda la formación durante 4 intensísimas jornadas. Exámenes teóricos, catas a ciegas y trabajos de investigación son algunas de ellas.
Todas y cada una de las pruebas deben aprobarse con, al menos, un 60% de puntuación. Para quien lo consiga, el colofón es la realización de una tesis en inglés (de entre 6.000 y 10.000 palabras) sobre un tema a elección del candidato: la superación de este último obstáculo abre las puertas al olimpo del vino.
Un Master of Wine, además, se debe comprometer a seguir un código de conducta que exige actuar con honestidad e integridad. ¡Y no perder la ocasión de compartir su conocimiento sobre el vino con otros!
Representación española
España puede presumir de contar con 3 Master of Wine: son Pedro Ballesteros, Fernando Mora y Andres Kubach: los dos últimos han engrosado la nómina muy recientemente ya que aprobaron en la edición de 2017. Y con el nivel que se está alcanzando en nuestro país, es de esperar que, en las próximas ediciones, más apellidos españoles se incorporen a la lista.
Seguro que a estas alturas ya habréis comprendido la enorme dificultad de llegar a convertirse en Master of Wine, pero esperamos que eso no os desanime si llegar a ser uno de ellos está entre vuestros propósitos vitales. Como dijo el pensador chino Lao-Tse, ‘todo camino, por más largo que sea, comienza por un pequeño paso’.