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Quiero saber de vino, ¿cómo empiezo?

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Nos vamos a poner de lo más práctico y en la entrega de hoy vamos a orientaros para empezar a iniciaros en esto del vino.
Como todo en la vida, dependiendo de dónde queráis llevar esta afición es cuestión vuestra poneros  límites ya que, os avanzamos, el mundo del vino es inabarcable.
Aquí es imposible saberlo todo de todo durante todo el rato, por ello no tenéis que pensar en “saber de vino” como un concepto o una meta sino ir conociendo, probando y poco a poco ir subiendo el nivel (si es lo que se pretende) o plantaros donde queráis.
Vino
Ya os decimos que estos manuales de acceso rápido, para “dummies” o cursos que nos quieren hacer un experto en unas horas, más allá de para hacer la gracia, no sirven.
Desde aquí os aconsejamos que mantengáis dos líneas de actividad: la teórica y la práctica, combinándolas como podáis/ queráis.
En lo referente a la teoría hay que decir que, aunque pueda parecer lo contrario, hay manuales o guías de iniciación bastante bien presentadas, rigurosas y, muy importante, amenas. Por ejemplo sobre Si ya preferís decantaros de salida por un tipo de vino, por ejemplo en espumosos, el especialista Tom Stevenson es toda una referencia y así con cualquier subgénero que se os ocurra.
Hay extensísima bibliografía sobre cualquier tema que os imaginéis, nunca perdáis de vista que el vino es un fenómeno global, pensad que cuando vosotros estáis bebiendo un vino, un argentino, un estadounidense, un alemán o un neozelandés estarán haciendo lo mismo. Sea la hora que sea.
Como veis, le damos su importancia a que os ilustréis pero aquí lo importante, y mucho más divertido, es la fase práctica.
Realmente podéis empezar por donde queráis, bien por donde os indique o haya llamado la atención ese manual que os habéis comprado, bien por donde os lleve vuestro gusto o intuición.
Si sois aficionados a la D.O.Ca. Rioja o D.O. Ribera del Duero podéis o bien ahondar en ellas o bien buscar productos similares en otras latitudes.
La clave es empezar, por lo tanto, da un poco igual por donde.
Lo que sí es vital, y esto sí que solo depende de vosotros, es que una vez seleccionada una hoja de ruta (por ejemplo vinos españoles), vayáis teniendo un control de lo que vais bebiendo en cuanto a añadas, regiones, variedades, productores y/o vinificaciones.
Tened en cuenta que a la larga recordar todos los vinos que bebéis se va a hacer inviable, por lo tanto junto a ese primer ejemplar docente vínico que os compréis aprovechad el viaje para haceros con una agenda y un lápiz para ir apuntando todo. También sirve el smartphone pero queda menos romántico y tiene más posibilidades de ser hurtado.
De hecho lo normal en una cata, y más si es de nivel, es que todos los asistentes vayan apuntando información y pareceres sobre el vino.
Vino - Bodegas Montecillo
En este punto lo capital es que, más allá de si el vino elegido por el motivo que sea os gusta o no, analicéis las razones de vuestro dictamen para empezar a llegar a conclusiones.
Conclusiones que ya os avanzamos con el tiempo serán dinamitadas porque en este mundillo otra cosa que tenéis que tener clara es que no hay reglas absolutas en nada, de todo hay excepción y excepción de la excepción.
De hecho por eso el vino es una cultura tan adictiva.
Una vez que empecemos a llegar a nuestras primeras reflexiones y vayamos teniendo cierto bagaje teórico sin casi daros cuenta ya estaréis formándoos un criterio, un cimiento sobre el que seguir construyendo al ritmo y en la forma que queráis.
Simultáneamente a todo esto siendo, sin lugar a dudas, lo más importante, hay que tener en cuenta que el vino es una bebida social pensada para compartir. Los salones de vino, 
están repletas de amantes del vino como vosotros, gente con ganas de compartir experiencias, aprender o enseñar por no mencionar que también suelen estar presentes los responsables del vino a degustar que estarán encantados, normalmente, de dar respuesta a todas vuestras inquietudes.
Esa parte sí que no os la podéis perder.
Y es que aquí lo importante es el viaje, no el destino.

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