En este nuevo episodio de la ruta madrileña de Gourmet & Tips de James Blick llegamos hasta Chamberí, un barrio castizo que los blogs más “cool” han puesto de moda en los últimos años por sus tiendas vintage y por unos restaurantes cargados de personalidad. Tanto que una de las calles de esta zona ha generado su propio hashtag: #ponzaning.
LAMBUZO
Marisco, gambas, camarones… Una larga lista que culmina con una de las joyas de la corona de este restaurante: el atún de almadraba de la bahía de Cádiz, una exquisitez que muy pocos consiguen degustar. Con dos locales abiertos ya en Madrid, Lambuzo es mucho más que un lugar donde comer. Ha recuperado el concepto de “abacería” (establecimiento que, además de vender alimentos, te permite consumirlos in situ), por lo que tras probar los productos típicos gaditanos puedes comprar garbanzos de Chiclana o aceites de Olvera para cocinar con ellos en tu propia casa. Un trocito irresistible de Andalucía ubicado en la Calle Ponzano 8 que se ha consolidado como uno de los locales familiares de referencia en Madrid.
TABERNA AVERÍAS
Ubicada también en la calle más gastronómica de Chamberí, la calle Ponzano, aunque esta vez en el número 4, esta taberna cuenta con más de 400 tipos de vinos diferentes a disposición del cliente. Con esta amplísima carta, es lógico que sea uno de los lugares que te permite probar cualquier vino por copa sin necesidad de descorchar la botella. El sistema Coravin consiste en insertar una aguja a través del corcho, por la cual se introduce argón (un gas noble que no oxida el vino) y extrae el preciado líquido hasta servir una copa, cerrándose el poro del corcho en cuanto se retira la aguja. Aunque es recomendable la carrillera de ternera o la escalibada de verduras con bacalao, James se decidió por un suculento steak tartar, para poder degustarlo con un Montecillo Gran Reserva Selección Especial de 2001.
ASTURIANOS
En la Calle Vallehermoso 94 encontramos uno de los rincones históricos de Chamberí: Asturianos. Este restaurante lleva más de 100 años abierto gracias a sus sabores tradicionales y muy caseros que harán degustar cada plato como si hubiera sido cocinado por tu madre. Y es que Julia, con más de 50 años trabajando tras los fogones, es lo más parecido a una madre cuidando de los comensales que se sientan a su mesa. Elijas una fabada o carpaccio de reno y rape con caviar, lo seguro es que quedarás satisfecho. Como James Blick, que apenas pudo contener sus lágrimas de emoción cuando probó las verdinas con marisco, acompañadas por un Montecillo Crianza.