Como bien sabéis, para que un buen vino termine en la copa ha de superar diferentes fases y una de las más especiales tiene que ver con la recogida de la uva, esto es, con la vendimia. El término, originario del latín vindemia, esconde tras de sí un proceso casi artesanal que, con el tiempo explorado nuevas fórmulas sin perder el encanto original del proceso.
Antes, incluso, de empezar a hablar de los diferentes tipos de vendimia y cómo afectan o no a la uva conviene tener claro que elegir el momento apropiado para la misma resulta fundamental: el grado de maduración de la uva será el que determine el período más indicado para recogerla, aunque en España lo habitual es que coincida con la época comprendida entre los meses de julio a octubre. Las condiciones climáticas, la variedad de uva y hasta el vino que queráis elaborar serán otros factores que también debéis tener en cuenta a la hora de plantear el momento de comenzar la vendimia.
Tipos de vendimia
Al margen del calendario, sujeto a todas estas variables, podemos hablar de dos tipos fundamentales de vendimia: manual y mecánica.
- La vendimia manual: Es la vendimia más tradicional. En el proceso tiene un peso importante el factor humano y es que la uva es recogida, como su propio nombre indica, con las manos. El personal debe cortar los racimos con el ‘corquete o garillo’ aunque los más inexpertos emplean tijeras. Normalmente, este tipo de vendimia manual suele realizarse para la obtención de vinos de calidad.
La principal ventaja con respecto a otros sistemas es que, aún siendo más laboriosa y más costosa (por la inversión que supone la mano de obra, principalmente) permite que la materia prima, esto es, las uvas, lleguen a la bodega en mejores condiciones. Su transporte en cajas de madera o cestos permite limitar los posibles procesos de oxidación, azufrado o sulfatado.
- Vendimia mecánica: El proceso de recogida de la uva en este caso se realiza con la ayuda de maquinaria, tractores o vendimiadoras que ponen en práctica lo que se conoce como sacudida lateral. El efecto, como podéis suponer, consigue que las uvas caigan a unos contenedores para después ser trasladadas a las bodegas.
Este sistema arrancó en Francia en los años 70. Resulta más económico que la vendimia manual y permite vendimiar grandes viñedos en un tiempo más reducido. Sin embargo, adivinaréis que no todos son ventajas: en lo que respecta a cómo afecta a la uva hay que decir que uno de los principales inconvenientes es que no llega en tan buenas condiciones a su destino y, además, siempre se pierde algo de cosecha. Por otro lado, dado que se trata de un sistema mecanizado, el efecto sobre la planta es mayor y la daña más que la vendimia manual.
Otros sistemas menos conocidos
Aunque la vendimia manual y mecánica son los sistemas más populares de recogida de uva, hay ciertas técnicas que resultan interesantes. Por ejemplo:
- Vendimia escalar: En este caso se trata de un tipo de vendimia manual que se realiza en momentos sucesivos atendiendo al grado de maduración de la uva. El sistema permite controlar el momento exacto de cada racimo para conseguir un producto final con un resultado determinado en función de la calidad o el tipo de vino deseado.
- Vendimia tardía (late harvest): Es la preferida por quienes apuestan por la producción de vinos dulces. La sobremaduración de la uva supone una pérdida de la acidez que resulta muy apropiada para viñedos ubicados en climas frescos donde la maduración es más lenta. La uva que da lugar a los vinos de Alsacia o Alemania, por ejemplo, suelen ser vendimiados de esta manera.
Con independencia del sistema elegido, una vez la uva pasa de la viña a la bodega, comienza la preparación de la vinificación pero eso, es otra historia.